BRT continúa fracasando en entornos latinoamericanos
238 | 24 abril 2012 | Columna invitada | 59 vistas | 1 comentario
- Es necesario desarrollar modelos propios de movilidad.
Saúl Antonio Obregón Biosca*
Ante el fracaso en Colombia de un modelo de transporte que en México y en Querétaro se quiere emular, es vital diseñar un sistema de movilidad acorde con nuestras características socioeconómicas y culturales. Foto: Agencia Siete Foto.
Hace pocos días se han extendido las protestas por el servicio en el sistema de autobuses de tránsito rápido (BRT por sus siglas en inglés) de Bogotá, TransMilenio (sistema similar al Macrobús y Optibús), llegando a propiciar disturbios en la capital colombiana.
Las protestas reflejan el descontento por autobuses colapsados, elevadas tarifas y la falta de más opciones de transporte. La noticia ha sido una sorpresa para algunos defensores del concepto, pues es uno de los sistemas más famosos en el mundo, y cómo éste provocó la ira generalizada.
El sistema TransMilenio es universalmente alabado por algunos planificadores, ha tenido ventajas en Bogotá como reducir los tiempos de viaje en un 32% en algunas líneas, menor accidentalidad y disminuciones en las emisiones polucionantes. Un sistema integrado con una red de carriles bicicleta. Pero el impacto del sistema va más allá, pues estudios realizados por el Instituto Lincoln, exponen que las propiedades adyacentes al sistema han incrementado su valor entre un 6 y 17 por ciento. El descontento social con el sistema no es reciente, desde el año 2004 los usuarios protestaron por las tarifas y la calidad del servicio, en 2008, se repitió la historia, esta vez por la falta de alternativas, las bajas frecuencias y autobuses copados.
Las denuncias son sustentadas, Alex Hutchinson realizó una revisión del sistema de TransMilenio en “The City Fix last summer”. En hora pico, las estaciones están copadas y la gente no puede bajarse del autobús. Lo anterior induce a algunos viajeros a regresar a sus autos, aumentando la congestión en la ciudad.
Éstos hechos, han causado preocupación en otras ciudades que ven el sistema como un modelo para sus propias redes como el D.F., León, y posiblemente Querétaro (si es que nuestros funcionarios ya se han enterado). Si algo que se les da bien a los colombianos es saber vender su modelo, no obstante, en el caso de Querétaro hay que preguntarse ¿Qué modelo de transporte deseamos? El Estado ha sido hermético en este tema, ha habido cambios de funcionarios (el actual es colombiano) y se sabe que trabajan arduamente con la organización ITDP en la planificación del nuevo sistema de transporte para Querétaro, lástima que dicha organización sea la misma que da apoyo al sistema TransMilenio (http://www.itdp.org/our-work/where-we-work/colombia ). La situación en Bogotá ofrece lecciones importantes a los defensores de importación de modelos de transporte, pero compartiendo la visión del Dr. Carlos Daganzo (uno de los máximos exponentes en transporte) menciona que los sistemas de transporte occidentales no son extrapolables, no se pueden copiar y aplicar en los países en desarrollo debido a los condicionantes son demasiados diferentes, punto que se comparte desde hace tiempo (Tribuna de Querétaro No. 540), es necesario crear nuestro propio modelo de movilidad, conceptualizándolo basados en nuestras características socioeconómicas y culturales, no podemos seguir ajustándonos a la demanda sin entender lo anterior. En la Universidad Autónoma de Querétaro se inicia dicha línea de investigación, no obstante, posiblemente nunca veremos I+D local aplicada en el transporte de nuestro Estado, gracias a la visión mediocre del diputado panista Marcos Aguilar quien en su Ley de movilidad ha segregado la opinión de las instituciones de educación y centros de investigación al no estipular vinculación, ¿es posible la transferencia de tecnología con la mentalidad de éste tipo de legisladores?.
*Doctor en Transporte y Ordenación del Territorio por la Universidad Politécnica de Catalunya.
Profesor-Investigador de la UAQ.
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